14 diciembre 2014

SABINA

No ha sido su mejor actuación, sin duda, es más, de las seis o siete veces que le he visto se puede decir que ha sido la peor, y aún así, ha estado bien, pero... Pero me deja un ligero sabor amargo, una especie de miedo, un nosequequequeseyo que me hace pensar, OJALÁ me equivoque, que no tendré muchas ocasiones es más de ver "al flaco" en concierto el solo.

Sabina, que empezó con su habitual fuerza y sentido del humor, e incluso nos regaló algo nuevo, una versión magnífica del "it ain't me babe"   de Bob Dylan, dejó  ayer el escenario tras más de hora y media y sin entonar los bises de casi una hora a los que nos tiene acostumbrados a sus incondicionales. El motivo, un ataque de pánico tras su habitual salida del escenario para el habitual lucimiento de Alsua y Varona, dos de sus músicos habituales (dos de los grandes, aunque el mejor para mi sea De Diego y eso merecerá otro post) y según parece haber sufrido un leve vahído entre bambalinas.

Al volver al escenario tras "Los conductores suicidas" (¿escalofriante metáfora?) entonada por Pancho Varona, lo comentó a los que llenabamos el palacio de los deportes; el público reaccionó con una sonora ovación y puesto en pie. Tras eso, se vio otro Sabina distinto al que empezó. Más triste, con la mirada perdida, el genio de Ubeda terminó de desgranar las canciones de su disco 19 días y 500 noches, cuyo 15 aniversario era el motivo del concierto, y se despidió con la consabida Y nos dieron las diez, disculpándose de su público con un "lo siento, no habrá los bises que teníamos preparados" con la voz rota por la emoción.

El público, rendido en su mayoría al genio, le ovacionó mientras le gritaba NOOOOO, pero el flaco abandono, según parece, el escenario entre lágrimas y temblando.

Soy de ese nutrido grupo de fieles incondicionales que le pueden perdonar todo a Sabina, porque su grandeza va más allá que sus miserias, y no le criticaré por  lo de ayer, ya que nos dejó más de 90 minutos de su música y su humor, pero espero volver a verle encima de un escenario, aunque no esté yo entre los afortunados, porque eso, que esta haya sido la última, si me dejaría un mal sabor de boca, sobretodo porque se merece que su público, le despida como se merece.
Sabina, ánimo, eres el más grande.

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