12 abril 2007

TAN JOVEN Y TAN VIEJO



Lo primero que quise fue marcharme bien lejos;
en el álbum de cromos de la resignación
pegábamos los niños que odiaban los espejos
guantes de Rita Hayworth, calles de Nueva York.
Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida
le pedí que a su antojo dispusiera de mí,
ella me dio las llaves de la ciudad prohibida
yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di.
Así crecí volando y volé tan deprisa
que hasta mi propia sombra de vista me perdió,
para borrar mis huellas destrocé mi camisa,
confundí con estrellas las luces de neón.
Hice trampas al póker, defraudé a mis amigos,
sobre el banco de un parque dormí como un lirón;
por decir lo que pienso sin pensar lo que digo
más de un beso me dieron (y más de un bofetón).
Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna,
lo que sé del pecado lo tuve que buscar
como un ladrón debajo de la falda de alguna
de cuyo nombre ahora no me quiero acordar.
Así que, de momento, nada de adiós muchachos,
me duermo en los entierros de mi generación;
cada noche me invento, todavía me emborracho;
tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone.

Pues eso, que cumplo un año más, y me siento tan joven y tan viejo como siempre, aunque quizas, como dice Sabina en esta otra canción, no quiero aprender a ser mayor.

No quería aprender a ser mayor,
me negaba a dormir sin mi chupete,
Navidad, cargado de juguetes
llegaba desde Oriente el rey Melchor.
Mi patria era un baúl en el desván,
un loro que decía palabrotas,
las aventuras del gato con botas,
una peonza, un globo un antifaz.
No había llegado la televisión,
los chavales jugábamos al toro,
el mar estaba lleno de tesoros
en la panza de un viejo galeón.
República feliz,
sin lunes, sin acné,
en la provincia de Nunca Jamás
el día que cumplí
catorce desperté
del sueño de llamarme Peter Pan.
La vida era una puerta sin abrir,
los adultos hablaban en voz baja,
la posguerra oxidaba las navajas
y helaba en las botellas, el anís.
A lomos de un Babieca de cartón
llegué más lejos que cualquier jinete
y di la vuelta al mundo en patinete
sin ausentarme de mi habitación.
Era un lujo pecar. El porvenir
raptaba niños como el tío del saco.
Por cada Ave María cinco tacos:
pirula, culo, caca, pedo, pis.
República feliz.
sin lunes, sin acné,
en la provincia de Nunca Jamás
el día que cumplí
catorce desperté
del sueño de llamarme Dorian Grey
Las nubes eran mapas de algodón
,no habían muerto los dioses todavía,
el mundo era un limón
y yo tenía
prisa por estrenar el corazón.

Pues eso, muchas gracias a tod@s, y aunque podria incluir más canciones sobre cumplir años ( ya soy mayor, de Tequila ) no quiero aburrirles.
Bye.

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